Friday, 12 January 2007

La Siesta, Fez, 1988



El cuarto permanece relativamente fresco, pese al calor alucinante de la tarde allá afuera, donde hasta los perros se esconden a partir del mediodía. Hay un espejo, un bidet, un lavamanos y una ventana que nos separan del silencio amarillo de las dos de la tarde. La siesta es la fórmula a seguir, al menos hasta que baje un poco el calor.
Aprovecho para guardar esta imagen de una tarde cualquiera en Marruecos, con la amante en primer plano tan parecida a una pintura que hasta me siento en un museo.
Más tarde habremos de salir a tomar un café en alguna cafetería en la avenida principal, donde hombres solos fuman pipas interminables. Y donde podremos mirar el noticiero de las seis de la tarde en un idioma completamente incomprensible.

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Early Evening Walk