Saturday 26 September 2009

Alberto (Beto) Borja




















Toda la vida, hasta su muerte acaecida un día como hoy, Septiembre 26 de 1997, se le llamó Beto. Mi hermano menor, atleta y esteta, amigo fiel y buen contador de historias. Su pasión era la música del Caribe y el buen Jazz. Entre sus afanes varios se incluían la buena literatura y la pintura; una mesurada aproximación a escribir prosa y a disfrutar la buena rumba. Jugador de Water Polo y representante internacional del "combinado patrio", como le gustaba llamar a la selección nacional de Colombia en su deporte favorito. Vivió en Estados Unidos y Europa pero siempre regresó al terruño, hasta que decidió quedarse para siempre en 1986. La vida le fue generosa en afecto y ese afecto es recordado hoy por su hermano, quien escribe estas lineas, para rescatarnos a todos un poco del olvido.
En la fotografía tomada en el patio de la casa paterna en Cali en 1982, aparece con mi hija mayor, Sahara, uno de sus grandes amores hasta la llegada de su propia hija.
Hoy, desde esta playa lejana, recuerdo su espíritu y acompaño en el alma a su viuda, Ana Paula González y a su hija Paula Catalina Borja.

Sunday 6 September 2009

Pepe y la baldosa

Hombre en calcetines

Seres sin rostro














Desde la pública ventana sobre la avenida estos seres sin rostro miran impasibles la diaria procesión de aquellos que marchan al trabajo.

El Sagrado Corazón en la Distancia, Paris

Susan Sontag's grave, Montparnasse


















Something dies within us when we learn of someone's death. Luckily for writers and artists in general there is always the remaining work which will live a lot longer than their physical presence.
A couple of summers ago while in Paris I decided to visit the Cemetery of Montparnasse. There I found many known names and a great number of unknowns. I was specifically looking for this grave of the great American novelist and critic.
And whilst standing before the imposing black stone of her tomb I could not help but let the mind wander, and pondered about our finite amount of days on this earth; of our wasting time on futile exercises and of how we could have written a better novel of our lives had we pursued our dreams with more faith and dedication.

Early Evening Walk