Saturday 31 December 2011

End of Year Portrait



















Sometimes I wonder if the success or failure of a photographic portrait depends entirely in the equipment used or if it is rather the result of the combined use of camera, talent and a good set-up. And of course, the subject.
All this questions come to mind while looking at the present image, taken a few weeks ago by a seventeen year-old student of mine, Josh Goldsmith.
Josh had not seen a medium-format camera in the flesh until given the portrait assignment that led him to this portrait of his teacher.
Many a question may arise from this simple exercise and we can speculate endlessly about the function of lenses, film, subject and lighting and it is possible that we will end up stuck in a dead-end argument.
This is a great portrait taken by a young photographer in the process of discovery. That much we can say.

End of Year 2011


As the year dies, so do the fires...

Friday 30 December 2011

In Praise of Double Exposures








































































There is always something special about double-exposed images. Some happen by accident and others by design. They all invariably conjure a twisted logic. Whether we want them to be quirky, funny or striking, we must admit there is a certain element of magic in a double exposure, unintended or not. The couple who mingle with another couple inside and outside the reflection of a bakery store's front window; the cars moving closer to us as we stand in the middle of the road to photograph them as they come out, as if they were slowly materializing ghosts dreamed by clouds, or the man who becomes part of a rock and a segment of sky against which he stands, all-consumed in his desire that we appreciate his body in a sunny beach in summer. They all contain an element of the ethereal, they are photographs somewhat untouchable and difficult to define. Sometimes we praise our good fortune when the images turn out to be exciting and not weird concoctions designed by fate. And sometimes we try hard enough to make them as if they were that way designed by nature, as the two lower images are: images produced by putting together two negatives to create an unclassifiable image with which we will try to impress friends and passerby alike.

Tuesday 20 December 2011

En el Sexto Aniversario de Fernell Franco (fragmento)

No es aventurero afirmar que la modernidad se establece en la fotografía colombiana de la mano de Fernell Franco. Nuestra historia artística fotográfica perteneció eminentemente al retratismo y a manifestaciones naturalistas que correspondían al coletazo de influencia con que había finalizado el siglo anterior.
Fernell Franco llega con una visión limpia y libre de prejuicios de academia a declarar patrimonio fotográfico aquello que nuestra inhabilidad de abstracción nos mostraba tan sólo como un montón de ladrillos derrumbados. Habíamos comenzado a ser atropellados por el paso avasallante de la supuesta modernidad urbanizadora que como una aplanadora gigantesca se yergue imponente en la segunda mitad del siglo xx.
Nuestras ciudades cambian de repente, la arquitectura colonial desaparece de los grandes centros urbanos y se producen las expansiones hacia la periferia, al tiempo que el narcotráfico se instaura paralelo a moldear otras facetas de una ya apaleada cultura.
Fernell Franco profundiza sobre lo cotidiano para demostrar esclarecido el significado de aquello que se nos escapaba de las manos: la realidad ignorada que él tuvo incalculable valor de preservar visualmente para la posteridad.
De su obra fotográfica rica en aspectos localistas en su ciudad, Cali, sobresalen la serie “Galladas”, definición en el habla local de pandillas de jóvenes; la serie “Bicicletas” y las de “Interiores” y “Billares”, antes que éstos fueran borrados para siempre de la cultura local.
“Galladas” es una exploración de ciertos aspectos de la vida de barrio en los años setentas, donde muchachos de clases populares aparecen en lo que semeja un eterno domingo en esquinas polvorientas, con sus mejores prendas, los pantalones de bota acampanada, los zapatos de plataforma estrafalarios y pobremente importados a su medio y la actitud en los rostros que dejan entrever la auto-suficiencia propia de la adolescencia y una timidez entre lánguida y dulce.
Son imágenes que pertenecen a un pasado olvidadizo en la memoria de una ciudad con una muy corta capacidad de mirada retroactiva.

Retrato de Fernell Franco © Lalo Borja, Cali 1997

Saturday 17 December 2011

Tom by Neil Sloman

I owe this lovely portrait of Tom of Whitstable's fabulous cheese shop to my dear colleague Neil Sloman, who has very generously given me this great shot so that I can show it here.

The Brownie Six: Viva Filmwasters!





















































In the past month or so I have become reacquainted with a former student of mine, Leon Taylor (http://www.leontaylor-photo.co.uk/index.html) whom I found quite by chance being interviewed by an art photographer based on Los Angeles. Leon produces and administers an interesting photography blog called Filmwasters, along with a bunch of fellow enthusiasts. They are radical, as things go in the Digital Age, because they do not produce digital images. Leon and his band of film rebels inspired me to look for an old Kodak Brownie camera which I bought three years ago from a second hand shop down the street and which has been gathering dust hanging from a nail on the wall in my messy studio. So I loaded it with HP5 and set out on the Old Faversham Road an early afternoon this past week and these shots I found waiting for me, as the vanishing sun was taking leave of the English countryside. Thank you Leon Taylor for the inspiration and for all your efforts on behalf of film photographers everywhere.

Wednesday 30 November 2011

Darcy Padilla y su Gran Documental






























La fotografía, por naturaleza e instinto, recoge información visual que, una vez diseminada, determina emociones o el interés de quien se detiene a observarla. Algunas veces logra demostrar tremendas verdades difíciles de ignorar.
Este es uno de esos casos. Un encuentro casual entre dos personas de mundos opuestos ha dado origen a uno de los más interesantes foto-documentales de que he tenido noticia estos últimos años.
En 1993 una joven fotógrafa, Darcy Padilla, se acercó hasta la entrada de uno de los muchos hoteles de mala muerte –literal y figurativamente- que pululan en el paupérrimo distrito llamado the Tenderloin en San Francisco, California.
Este es un barrio enclavado en el centro de la ciudad, justo en medio de su próspero distrito comercial y las mansiones que coronan la cresta de la colina desde donde se divisa la bahía en aquella ciudad maravillosa.
Allí habitan muchos seres que la sociedad prefiere ignorar: drogadictos y borrachines irredentos, atracadores de profesión, prostitutas de todos los géneros y también obreros de paso y nuevos inmigrantes.
Darcy Padilla llegó hasta las puertas de uno de estos hoteles, en febrero de 1993, con la idea de hacer un documental fotográfico sobre los médicos que atienden a integrantes de un número no insignificante de quienes pueblan parte de este vecindario: los enfermos de Sida que terminan sus vidas hacinados en hoteles de caridad y hospicios administrados por el Departamento de Salud Pública.
A la entrada del hotel Ambassador la fotógrafa encontró una joven, Julie Baird, con quien habría de entablar amistad y a quien habría de fotografiar a lo largo de cerca de dieciocho años hasta la muerte de ésta, en 2010.
La joven de 19 años había huido de casa, donde había sufrido de abuso, a los 14 años, y ahora vivía en este hotel de paso.
Este encuentro casual devino, en el transcurso de los años, The Julie Project, un compendio de imágenes que hablan de la pobreza, el abuso infantil y las desigualdades sociales de la sociedad norteamericana.
Al ver las imágenes y leer los textos que componen este extraordinario documento de compasión, amistad y dedicación a la profesión, no puede uno menos que sentir un estremecimiento profundo.
Es un catálogo humano donde resaltan ciertos valores espirituales, tan escasos en esta época donde impera el déficit de atención y la poca importancia que nuestras sociedades brindan a una historia minúscula extraviada entre las grandes tragedias de nuestro tiempo.
Hace ya cerca de veinte años y gracias a la amistad generosa del gran fotógrafo Paul Fusco, pude admirar la simiente de un proyecto similar. Fusco pasó meses fotografiando enfermos de Sida en esos mismos hoteles del distrito en cuestión.
Lo que pude soslayar, a partir del incipiente documental aquel entonces, fue un gran retablo de visos dantescos que ponía de relieve la proporción de la tragedia humana en un segmento de población condenado a una muerte temprana por causa del mortal virus.
Darcy Padilla ha ido mucho más allá del llamado de su profesión y su alto sentido de humanista: ha seguido cuidadosa y consistente a través de los años, a quien hiciera sujeto de su documental. Su trabajo enaltece la vocación que profesaron muchos de sus predecesores.
Por medio de sus fotografías nos enteramos de las relaciones de Julie, de su lucha por controlar el Sida, de los cinco hijos nacidos de esas relaciones, de sus terribles actos de auto-destrucción y de cómo trató de corregir infructuosa los muchos errores a los que su vida le arrastró a cometer.
Es un collage fantasmagórico elaborado sobre la tragedia de un ser humano condenado a cumplir una sentencia pre-establecida por las circunstancias de su existencia miserable.
El año pasado la Fundación W Eugene Smith concedió a Darcy Padilla el premio anual de esta organización, como reconocimiento al trabajo realizado en la elaboración del dramático documental.
El galardón lo concede esta organización, que lleva el nombre de uno de los más grandes foto-documentalistas del siglo xx, a quienes considera que mantienen vivo el espíritu altruista de la profesión fotográfica.
Darcy Padilla, radicada en San Francisco ha publicado su trabajo a nivel internacional y ha recibido con anterioridad grandes honores, entre ellos el premio de la Fundación Alexis, la Beca de Getty Images por su trabajo editorial y una beca de la Fundación Simon Guggenheim.


Este trabajo fotográfico puede ser visto en su página web y en la página de la Fundación W Eugene Smith:

http://www.darcypadilla.com/thejulieproject/intro.html

http://smithfund.org/recipients/2010-darcy-padilla

Sunday 13 November 2011

Petite Danseuse




















She danced with the irrepressible energy of the possessed. She twirled around in manic twists and turns as in the throes of a powerful unstoppable force. She brought to mind happy memories of an undisclosed nature. She bathed herself in the fiery red of her mantilla while my eyes followed her mesmerized by what they were seeing.

Saturday 12 November 2011

La Bailaora

A ella, Patricia, la vi bailar, mejor sería decir flotar frente a mis ojos y en ese mismo instante caí en cuenta que anteriormente ya la había visto en alguna pintura de Velázquez disfrazada de tendera o vendedora de rosas. Ni el tiempo, ni el arte, conocen límites.

Tuesday 1 November 2011

Diane Arbus Cuarenta Años Después






























Este pasado verano, Julio 26 de 2011, se cumplieron cuarenta años de la muerte de Diane Arbus. Su obra más memorable sobrevive en sensitivos retratos de seres que el resto de la sociedad de la época dio en llamar ¨marginales¨. Es decir, gentes que hoy día serían tratados con más simpatía, o al menos con el necesario respeto que se les otorga a aquellos que sufren de enanismo, dificultades de aprendizaje u otras formas de ser diferentes.
De igual manera su catálogo incluye el travestismo y retratos de quienes se ganaban la vida exponiendo ante el público curioso de ferias sus mutaciones genéticas: los mal llamados ¨freaks¨ sobre los cuales muchos críticos centran el argumento de sus acusaciones.
Diane Arbus saltó a la fama en una exhibición propuesta y regentada por John Szarkowski, en el Museo de Arte Moderno de Nueva York. Este eminente crítico y curador fue su principal impulsor y se le acredita con haberla revelado para la posteridad.
Antes de ello Arbus había trabajado en compañía de su esposo en un estudio de publicidad y fotografía comercial. Posterior a su divorcio de su esposo-socio Allan Arbus, la artista comenzó a publicar foto-reportajes en revistas y emprendió el desarrollo de su carrera artística a medida que fue descubriendo muchos de los personajes que formarían el canon de su obra.
Las fotos que cimentaron su prestigio demuestran siempre una aproximación amistosa y sensitiva hacia otros seres, muchos de ellos víctimas de anomalías físicas y rasgos que les situaban fuera de lo común. Su trabajo fue tildado en algunos ámbitos de opinión como explotador y malintencionado.
Otros en tanto han llegado a aceptar que su misión consistió en reconocer y descubrir ternura en seres marginados y descalificados que se movían por fuera de las reglas sociales. Mucho se ha especulado desde su suicidio en 1971 sobre los fundamentos de su obra, su perceptiva visión y los motivos que le llevaron a producir todo cuanto le hizo famosa.
Se le ha acusado de ser una explotadora de la miseria humana; de estar a la caza de todo aquello que apela a nuestros bajos instintos – vouyerismo y morbo, entre otros. Sin embargo, el análisis posterior de su obra deja en claro que su intención fue siempre la de desvelar, por medio de su cámara fotográfica, un territorio artístico que estuvo durante mucho tiempo supeditado al ejercicio humanista de denuncia contra la explotación misma.
Antes de ella quienes habían pisado ese terreno fueron artistas-activistas de la talla de Lewis Hine y Jacob Riis, sin que nunca, por razones de época y de interpretación llegaran a aproximarse al canon artístico presente en la obra de Arbus o su referente humanista.
Su actitud personal, presente en un gran legado de escritos al respecto, nos muestra un ser humano en busca del reverso de lo que consideramos normal. Sus imágenes fotográficas dejan ver en su obra una artista cuya función consistió en escudriñar más allá del límite de esa mal llamada normalidad, buscando comprensión para aquellos que carecían de ella.
Dos de sus fotografías hoy se consideran indispensables en toda antología: las gemelas, a las que se mira con un cierto aire de incredulidad, y el retrato de un niño que sostiene en su mano una granada de fragmentación, de juguete, en un parque neoyorkino.
Las gemelas fueron referenciadas por Stanley Kubrick en la película El Resplandor, como símbolo de un horrendo crimen y el niño del parque permanece allí en medio de la locura que siempre se pensó puede ser hallada a la vuelta de la esquina en las calles de la urbe.
En la Galería Tate Modern de Londres hay a la vista una muestra intimista de su obra capital. Es de especial importancia lo que hay para admirar, particularmente una serie que durante muchos años ha pasado casi desapercibida.
Se trata de la serie llamada Untitled, realizada en un hogar para discapacitados mentales, en la que vemos la mano suave y la visión férrea de una artista que, ante situaciones potenciales de explotación se explaya en retablos llenos de simpatía hacia un grupo humano menos afortunado que ella y que nosotros.
Allí se hace evidente el cariño que siente por lo que profesa, a más de un gran sentido de responsabilidad, frente a lo que le habría de convertir en una figura muy alta en la fotografía del siglo xx.


All images © Diane Arbus Estate

Thursday 27 October 2011

Bird in the Eyes and Hands of Children






















These are two images created by my children, Marina and Camilo, in the darkroom. We started out with the idea of making a few photograms with which to explore the human figure. On the way to the lab and whilst looking for shrubs and other organic matter, leaves, roots and long grass to adorn our explorations, I came across the dead body of a blackbird.
The poor animal was wet beyond recognition from the long rain of the night before. I took it into the lab and used it to make some initial experimental photograms. We all got very excited about the possibility of making some good-looking prints and took turns in creating something out of the find.
These two images, full of symbols and beauty are by my two children, aged eight and five, created on a rainy morning as they brought a dead bird back to life through the magic of photography.

Sunday 23 October 2011

Photogram Fever





















These two images were made with the help of my students in photography class at Canterbury College, as a way to wrap-up our first assignment for the year. The assignment has brought a great deal of joy to many students and a new window of opportunity to the teacher for exploration of new and ancient forms.

Early Evening Walk