En el calor alucinante de las tres de la tarde, este hombre ha salido a pasear sus perros y a dejarlos que éstos hagan lo que los perros hacen cuando el amo los saca a pasear por el pueblo. El sol destila fuego líquido y el visitante busca refugio en la sombra; todos se esconden del astro rey, menos la turista alemana que parece asombrarse de los perros y el amo.
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