Es tan caluroso el verano que los mismos perros buscan refugio durante las horas del mediodía, cuando calienta el Mono Jaramillo que hasta produce miedo. Afortunadamente este escondite se presta para el descanso y la siesta mientras se espera con calma el regreso de la brisa fresca ya pasadas las seis de la tarde. Afuera esperan los cafés al aire libre y la algarabía de miles de chiquillos correteando entre las palmas del parque.
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