Self-portraits by nature respond to the inner question of who we are and what the hell we are doing here. By here I mean this earth, the neglected planet, and when the question gets loaded with the added dimension of impending doom, real or imagined, the task of self regarding and self analysing becomes more necessary.
That is precisely the question this image tries to address. After having undergone a life-changing operation and with plenty of time available to reflect on these questions, it becomes imperative to think about the window that one day will be no longer, the books that will accumulate dust on the night table, and the indolent light that will illuminate no more the shadowy countenance of our existence.
Wednesday, 30 October 2013
Tuesday, 29 October 2013
Monday, 28 October 2013
Sunday, 27 October 2013
Saturday, 26 October 2013
A Propósito de Joel-Peter Witkin
Auto-retrato
Por cerca de cuarenta años el
trabajo fotográfico de Joel-Peter Witkin ha sembrado desconcierto, admiración o repudio entre quienes
encuentran por primera vez su trabajo artístico.
Aquellos que buscan en su
fotografía el simple deleite de la vista deben, de una vez por todas, cubrir
sus escandalizados ojos y dar la espalda prontos a correr en dirección
contraria.
Witkin ha hecho de lo grotesco una carrera meteórica, cosechando en su trayectoria homenajes por todo lo alto en el escalafón de la cultura internacional. Su producción fotográfica asombra con un arte poblado de
monstruosidades y retruécanos visuales,
donde la exploración del subconsciente y la re-creación de temáticas ya tratadas por pintores clásicos resucitan en
portafolios donde lo que asumimos "normal", en cuanto a interpretación artística,
ha sido reemplazado por un esplendor lúdico y, en últimas, un tour de force
fantasmagórico-alucinante.
El trabajo de Witkin no admite
veleidades ni ligerezas: se le admira o se le odia. Hay mucho de sublime en su
tarea mesiánica de reivindicar el espanto. Y, sin embargo, sus retablos
cargados de horror nos muestran una búsqueda sin igual de una visión que persigue atrapar en esta
época lo que hicieron en la suya seres tan influyentes como Bosch, Goya o
Francis Bacon.
Sus naturalezas muertas hacen uso
del cuerpo humano, bajado de su pedestal y transformado, con adornos o sin
ellos, en mercancía artística y nos obligan a ver la fibra de la carne humana,
a veces deshilachada, en toda su cruda
verdad.
Algunas de sus obras muestran el
costillar y el cartílago de seres fotografiados en la morgue o el instituto de
medicina legal como si fuesen reses colgadas del gancho en la carnicería.
Sus creaciones fotográficas nos
descubren visiones imprevistas frente a las cuales debemos cuestionar los
orígenes de una belleza aterradora y sin compromisos, como no sea con el arte
mismo.
“Yo vivo para crear imágenes que
representan la lucha por la redención del alma humana”, se le ha escuchado
decir.
Y es muy probable que esa haya sido
desde siempre su función como artista. En incontables entrevistas se lee que su
primer enfrentamiento con lo que sería su carrera fotográfica se dio cuando de
chico fue testigo de un terrible accidente de tránsito, en el cual una niña
pereció decapitada y el joven Witkin caminando por su barrio de Brooklyn, vio
rodar a sus pies la cabeza de la pequeña muerta.
La galería universal de Witkin
comprende todas las deformaciones físicas posibles y algunas que son casi
imposibles de aceptar. Su respeto por aquellos que sufren de malformaciones,
extrañas desviaciones congénitas y un largo etcétera de horrores, ha sido bien
documentado. Gente de muchos países acude a él para ser fotografiada a cambio de
un jugoso estipendio.
El artista nació en Brooklyn, en
1939, producto de un matrimonio judío-cristiano. Empezó haciendo fotografías de forma
auto-didacta. En 1961 se enroló en el ejército donde trabajó como fotógrafo y
técnico fotográfico.
A su salida del servicio militar,
en 1964, trabajó como asistente en estudios comerciales. Recibió su grado de
Bachiller en Bellas Artes de la escuela The Cooper Union, junto con una
invitación para estudiar poesía en la Universidad de Columbia, en la ciudad de
Nueva York.
En 1974 comenzó su carrera
profesional con una beca educativa del Estado de Nueva York y en 1976 inició
estudios de posgrado en la Universidad de Nuevo México, con especialización en
fotografía artística.
Sus temas tocan elementos
relacionados con desviaciones sexuales, fetichismo, sado-masoquismo y aledaños,
logrando mantenerse a flote sin caer nunca en el pastiche o el fácil conjuro de la pornografía.
Su arte parece estar propulsado por
grandes musas: Goya, Courbet, Reijlander, Velázquez, Brancusi, Seurat, Redon,
Caravaggio, Rembrandt, Antonio Canova y Man Ray, son sólo algunos de los
nombres sobre los que ha basado sus composiciones fotográficas. Y, siempre fiel
a sus instintos, ha coloreado sus homenajes a estos y otros artistas con el
pincel de su inimitable creatividad.
Witkin no se deja admirar a simple
vista. Está allí para demostrar que aún
vivimos una época donde los atavismos de la impudicia y el dolor humano siguen
siendo la constante sobre la que equilibramos nuestra satisfecha condición de
sentirnos normales las veinticuatro horas del día.
Su arte nos acerca un poco más a
nuestra mortal realidad, mientras que a nuestro alrededor el mundo sigue siendo
la antigua miasma secreta y maloliente donde se han cocinado todas las infamias
desde el mismísimo fondo de la historia.
Friday, 25 October 2013
Marina Salazar de Borja, Abril 23,1922 - Nov 25, 2007
Muchos recuerdos regresan a la mente ahora, mirando de nuevo esta fotografía, de cuando mi madre viajó a San Francisco en el verano de 1992 para el nacimiento de Paula Catalina, la hija de mi hermano Beto.
Días luminosos desde la maravillosa colina de Potrero Hill, en la Calle Kansas, donde teníamos un bello jardín. Así mi madre pudo disfrutar en compañía de sus hijos el primero y único viaje al exterior en su vida.
Días que hoy, retrospectivamente y por necesidad, tiendo a mirar con una gran nostalgia e infinita admiración por su sencillez, su inteligencia y su fortaleza espiritual.
El retrato, tomado por mi hija Sahara a sus 11 años, no podría ser más elocuente.
Días luminosos desde la maravillosa colina de Potrero Hill, en la Calle Kansas, donde teníamos un bello jardín. Así mi madre pudo disfrutar en compañía de sus hijos el primero y único viaje al exterior en su vida.
Días que hoy, retrospectivamente y por necesidad, tiendo a mirar con una gran nostalgia e infinita admiración por su sencillez, su inteligencia y su fortaleza espiritual.
El retrato, tomado por mi hija Sahara a sus 11 años, no podría ser más elocuente.
Thursday, 24 October 2013
Monday, 21 October 2013
Allison Lapper by Marc Quinn
Allison Lapper was born this way because of her mother taking Thalidomide during her pregnancy. A few years ago Marc Quinn, British artist won a contest to place his haunting marble sculpture atop the plinth in Trafalgar Square, a fitting homage to a woman, mother and working artist.
Sunday, 20 October 2013
Saturday, 19 October 2013
Olivier Robert, 2003
This pictures were taken on my last visit to the US ten years ago. By this time Olivier's two boys, Julien and Thibault (with rabbit) were still young children. A lot has happened in the last twenty years but the friendship and affection remain unchanged across the Atlantic.
Friday, 18 October 2013
Olivier Robert and Lalo Borja by Paul Fusco
During our days at Gamma Labs in San Francisco in the early nineties, Olivier and I became acquainted with the much admired Magnum photographer Paul Fusco. One day Paul surprised both of us by asking if we had some time to look at a documentary of his, about terminally ill Aids sufferers living in an old hotel in the Tenderloin district.
In mid-June Paul showed up at my apartment on Potrero Hill, and we had some beers and had a chance to see his photographs and talk shop for a few hours.
A couple of weeks later, Paul very graciously handed me an envelope with at least a dozen signed shots which he had taken during the course of our conversation.
Saturday, 12 October 2013
Couldn't Help Myself (I Had to Steal It)
This dreamy and tought-provoking image was posted in my dear friend Neil Sloman's blog and, I am not afraid to confess, I had to have it. The allure of it lays in its visually appealing composition, the undefined, not easily identifiably location and its almost impossible balance which renders it, to the viewer, as an extremely well-crafted and superbly framed scene. Geometry at its best, it lets us enjoy a photographer walking a finely-tuned tight rope, a string taut enough so that we can start to hear the melody.
After the Prostate Blues Comes the Hasselblad
A few days ago I went under the knife, in this case a 21st Century knife at Canterbury General. Last summer I was diagnosed with the Big C, which was firmly embedded in my prostate gland, bringing about images of doom and eternal darkness. There was no choice but to submit to reality or face the music in more ways than one.
Finally on Oct 4th it was my turn and I went to it, the knife, a machine called, oddly enough, Da Vinci, perhaps because it is a thing of genius, or maybe because it can paint and sculpt your insides as you sleep long and darkly.
In any event, I came home 24 hours later and started my recovery process and so, not out of boredom or narcissism but because one must show some parts of one's life that are important, I decided to pull out Old Miss Hassie and take a couple of rolls in self-portrait mode.
These two shots are my choice and I hope they faithfully portray my state of mind.
Monday, 7 October 2013
Wednesday, 2 October 2013
Tuesday, 1 October 2013
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Esta imagen fue tomada en San Francisco alrededor de 1985. El escritor vino a la librería City Lights, centro de operaciones de la casa de...
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Image ©Lalo Borja To this day I still ask my friends to stand in front of my camera for a portrait that will rend...