En una de mis visitas a Roma (la Monumental, la Eterna), pude hallar esta imagen a la que posteriormente intenté transformar, para bien o para mal, en un paisaje misterioso e indefinible. De vez en cuando las transformaciones funcionan a la maravilla y otras veces toman el camino de lo desconocido sin que se puedan encontrar después. En este caso particular la imagen resultante, sobre todo si se le mira en su tamaño de 20x16 pulgadas, es impactante. De todas formas sólo me queda pensar que es tal vez posible que la belleza triunfe, a la larga, por encima de cualquier intento de asesinar el paisaje.
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