En medio de la sesión de fotografías a mi hijo Camilo, para cumplir con el ritual anual de fotografiar a mis niños en cada cumpleaños, se puso de pie y exigió que era su turno de tomar él también un retrato del fotógrafo.
Ante tan perentoria exigencia no tuve otra alternativa que entregarle la cámara y decirle que tuviera en cuenta que era un aparato mecánico y había que buscar el foco nítido mirando por el lente. Así las cosas el niño se movió de adelante hacia atrás tratando de hallar nitidez en el objetivo y disparó el obturador.
Este es el resultado, que aunque no está enfocado de manera perfecta, representa el retrato de su padre orgulloso que el infante de escasos siete años haya logrado una composición de mérito artístico.
1 comment:
La foto tomada por Camilo no sólo representa el retrato del orgulloso padre, sino que captó la expresión de tus ojos, de la boca, de los hombros, de tu mano derecha, de lo que piensas en ese momento. No cabe duda, ya trae el arte en la sangre. Felicidades.
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