Esta imagen me lleva de regreso a la casa materna en el Barrio San Fernando de Cali, en el año 1979. En ella aparecen cuatro personas especiales en mi memoria y corazón. Mi madre, mi abuela y mi hermano menor Beto, ellos ya nunca más pero vivos para siempre en mi pecho.
La mujer joven de pelo rebelde, de pie dentro del marco de la puerta, Laura Paull madre de Sahara, sigue aún representando aquel espíritu rebelde y parejo con que siempre identifiqué a las mujeres norteamericanas de mis años tempranos: libre en sus actos y directa en el trato.
La vida pasa y las memorias quedan y hoy revisando estos archivos vuelvo a escuchar el ruido de la calle al mediodía y a sentir el sol brillante en la pupila, mientras que en el pequeño zaguán mi hermano y mis dos viejas me miran con cariño e indiferencia. A todas estas la inolvidable Laura examina la escena con ojos de quien toma nota y escribe.
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