Enrique Buenaventura, Cali 1982. Copyright Lalo Borja
Han
pasado siete años desde la desaparición física de Enrique Buenaventura
(Cali Dic 31-05) y bien parece que su influencia artística no ha disminuído en
lo más mínimo.
Sus
escritos siguen siendo catalogados y diseminados, sus pinturas y poemas reproducidos,
sus montajes teatrales re-editados.
Nada se
le dio gratuito en la vida. Todo lo obtuvo por fuerza del mérito, la
inteligencia y el tesón. Aún después de muerto.
En uno
de sus poemas leemos:
“Estuve
tan cerca de la victoria
que me vi perdido.
Presentí mi calavera laureada
Pero vino a salvarme la derrota”
Enrique
Buenaventura fue un aventurero siempre; desde su juventud como marinero hasta
su vejez, al frente de uno de los movimientos teatrales más dinámicos y
quijotescos de que se tenga memoria en Colombia. Fundó y alentó a fuerza de su
espíritu el Teatro Experimental de Cali (TEC), a principios de los años
sesentas y se mantuvo al pie del mismo contra viento y marea, en tiempos
benévolos y temporales tormentosos.
Recién
ahora muchos han venido a descubrir su obra y a admirar la valentía de su
empresa.
Mejor tarde que nunca.
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