Monday, 9 April 2012

La Mirada de Mrs Brownie



En cerca de cuarenta años que llevo trajinando los caminos de la fotografía tan solo una vez estuve asociado a una cámara Brownie, hasta ahora. Si mal no recuerdo fue el verano de 1976 en Toronto, cuando luego de comprar una de ellas por un dólar en una tienda de segunda mano decidí hacer unas fotografías.
No la usé más de una vez y la tiré al olvido a partir de entonces. Había tantas cosas que hacer, tanta distancia por recorrer, que no tuve ni el tiempo ni la inclinación de esforzarme en producir fotografías que exigían una gran cantidad de luz a cambio de negativos a medio enfocar. Era como haber regresado a la primavera del cincuenta y tres cuando la Kokak lanzó esta linea de su famosa serie de aparatos fotográficos.
Treinta y cuatro años más tarde visitando una de las varias tiendas de caridad en el pueblo en que vivo en Inglaterra, hallé una de ellas en muy buena condición, con estuche original e inmaculada. Pareciera que nadie la había tocado nunca, libre de rasguños en el cuerpo y con el lente absolutamente limpio.
Me dije que qué más da, si sólo costaba dos libras esterlinas con cincuenta céntimos.
De la tienda a un clavo en la pared de mi atiborrado estudio en casa no hubo más que un paso. Allí quedó colgada durante tres años hasta comienzos del invierno pasado, cuando acicateado por las exploraciones fotográficas de un ex-alumno mío y su grupo de aventureros de la fotografía tradicional, decidí sacarla de paseo y disparar un rollo de película.
Es extraordinario pensar cómo han cambiado los tiempos, ya que el papel de aventureros se ha trastocado y ahora los que arriesgan son los que incursionan en lo tradicional. Cosas de la tecnología.
Nada ni nadie me había preparado para el asombro tras revelar ese primer rollo tomado en circunstancias extremas de mala luz y escasas propuestas estéticas. Una de mis quejas durante aquel verano del 76 era que el lente no era suficientemente nítido en el enfoque.
El enfoque en estas cámaras responde a un concepto ordinario y arcaico en su trato con la luz, un único tiempo de exposición con variación de distancias; es decir, se tiene un control precario cuando se dispara.
La apertura de esta cámara tiene tres opciones utilizables con un diafragma de metal que se mueve manualmente en frente del lente, dependiendo de la cantidad de luz presente en el instante. Hasta allí el desarrollo tecnológico de este aparato hecho en 1961.
La nitidez en el enfoque queda en manos de dios. La velocidad del disparo es de 1/40 de segundo, justo por debajo de la zona de peligro en la exposición.
Si no se opera con extremo cuidado, nos dará como resultado negativos borrosos, imágenes que de inmediato pueden causar ira e intenso dolor entre miembros prestantes de la ortodoxia estética visual.
Me encantó el primer resultado de los negativos, la transformación ejercida sobre el paisaje por circunstancias totalmente fuera de mi arbitrio. Debe ser porque a esta altura en mi vida he llegado a aceptar cosas y eventos que hace treinta años me hubieran preocupado.
Todo fotógrafo exige siempre control sobre su composición, su exposición, la entrada de luz para impregnar el negativo, la forma como se concibe cada disparo, etc. Operar la Brownie a la que hago referencia requiere abandonar el control y esperar con paciencia el resultado mientras se procesa el rollo de película.
Las imágenes parecen figuras de ensueño, miradas retrospectivas al album de fotos de los abuelos; resultados maravillosamente aleatorios que reflejan no tanto nuestra intención primaria sino el capricho de algo más allá de nuestro esfuerzo y comprensión de la mecánica fotográfica.
Las nubes parecen estar siempre en movimiento, los árboles se mecen suavemente en la brisa y la apariencia de los niños ha cambiado de manera vertiginosa de un momento a otro.
Es, en definitivas, un aparato que responde a caprichos desconocidos a nuestro entendimiento y, si somos afortunados, hemos de encontrar casi siempre resultados variables de calidad, interesantes y muy por fuera de lo común.
Altamente recomendable.

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