Wednesday, 13 October 2010
Eadweard Muybridge, padre de la fotografía en movimiento
Muchos capítulos en la vida de Eadweard Muybridge pueden leerse fácilmente como un guión de cine. Desde el cambio de nombre escrito con rimbombante altisonancia al arribar en California, pasando por un accidente que casi le cuesta la vida a finales de la década de 1850.
Hay, sin embargo, un hecho altamente dramático que le sitúa como actor principal de un crimen pasional con el cual quiso mitigar y castigar por las armas el adulterio de su joven esposa en San Francisco en 1874.
La crónica da cuenta del encuentro en que el fotógrafo, antes de ultimar de un disparo al amante de su esposa, un Mayor del ejército de nombre Harry Larkyns, le saluda cortésmente: “Buenas tardes, Mayor, mi nombre es Muybridge y esta es la respuesta a la carta que usted ha enviado a mi esposa…” al tiempo que abre fuego.
Uno de los planteamientos de la defensa a su favor arguye que los severos golpes recibidos en la cabeza varios años antes, en el volcamiento de una diligencia en la que viajaba, le habían robado parte de su sentido común.
Muybridge fue juzgado bajo la acusación de asesinato pero fue dejado en libertad ante la exitosa ponencia de “homicidio justificable” presentada por su abogado.
Para la época del crimen Muybridge estaba concentrado en su más conocida obra científica: el estudio fotográfico de la locomoción del caballo.
El experimento requería el alineamiento de decenas de cámaras, activadas por acción de hilos dispuestos a lo largo del recorrido de un caballo al galope y que, al romperse, obturaban el mecanismo del disparador.
De esta forma se logró registrar paso a paso el movimiento del animal en pleno vuelo, algo que hasta entonces había eludido el escrutinio del ojo humano.
El resultado final trajo consigo un cambio en la representación pictórica del equino a partir de entonces y contradice muchas pinturas conocidas hasta la fecha del experimento. Con ello se demostró de manera fehaciente que las cuatro patas del animal durante ciertos momentos de su carrera permanecen en el aire sin tocar tierra.
Es por este estudio en particular que se le reconoce como uno de los grandes pioneros de la fotografía, a pesar de haber producido muchos otros estudios igualmente exhaustivos.
Sus experimentos de locomoción animal y humana fueron subvencionados por Leland Stanford, ex-gobernador de California, millonario y filántropo, magnate fundador de la Universidad que lleva su nombre en la pequeña localidad de Palo Alto, en el Norte de California.
Fue Stanford quien corrió con los gastos de la defensa del cargo de asesinato en la muerte de Larkyns. Y fue su afición a los caballos de pura raza que le llevaron a contratar a Muybridge para que descorriera de una vez por todas el velo sobre la manera de como caminan, trotan y galopan estos animales.
Se puede deducir, incluso, que su obra combinada entre estudios científicos y su talento para la invención de cámaras, lentes y elementos fotográficos, presupone la invención del cinematógrafo.
Edward James Muggeridge es el nombre de pila de este original hombre, fotógrafo y visionario, negociante y aventurero que llegó por primera vez al área de la Bahía de San Francisco en 1855.
Antes de dedicarse a los estudios de la locomoción animal había establecido su nombre como fotógrafo paisajista en un medio en el que ya habían hecho carrera artistas del calibre de Carleton Watkins, William Henry Jackson y Timothy O’Sullivan, entre otros.
Sus panorámicas del Valle de Yosemite eran de antemano prestigiosas y sus imágenes eran apetecidas por un público cada vez más ávido de las vistas fabulosas que ofrecen las montañas, rios, valles y desiertos del Oeste Norteamericano.
En California ya había fotografiado la Costa Pacífica por encargo del gobierno estatal y había sido acompañante oficial de la expedición que viajó a Alaska cuando este territorio fue adquirido de Rusia en 1867.
Posteriormente se convirtió en especialista en fotografía industrial, hecho que le ofrece una posición de avanzada en sus tratos con el millonario Stanford cuando éste decide contratarlo para demostrar fotográficamente la mecánica del caballo al galope.
Aparte del anecdotario histórico es importante resaltar que la influencia de Muybridge se ha extendido a otros ámbitos. Es bien sabido que el pintor Francis Bacon se valió en ocasión de sus estudios de locomoción humana, como base de algunas de sus contorsionadas y atormentadas figuras presentes en varios de sus cuadros.
De igual manera, el fisiólogo francés Etienne Jules Maray se sirvió de los experimentos iniciales de Muybridge para inventar, en 1883, una cámara de un solo lente, provista de un mecanismo capaz de captar largas series de imágenes sobre un negativo, con las cuales le era posible examinar aspectos fundamentales de la locomoción humana.
La Galería Tate Britain, tiene abierta al público una extensa retrospectiva del genial artista, la cual se podrá ver hasta enero de 2011, en Londres.
http://www.tate.org.uk/britain/exhibitions/eadweardmuybridge/default.shtm
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