Debo esta imagen a mis exploraciones combinadas de luz eléctrica, química e intuición en el cuarto oscuro; sitio de encuentro y despedida de tantas ideas y malogradas expectativas. En los últimos meses he incrementado el volumen de mi osadía y he producido, no tanto por azar, como por el dudoso método de creer en el poder del espíritu explorador de Man Ray, un cuantioso número de imágenes que me resultan muy satisfactorias. Sobre todo porque lo que he ido acumulando lo he puesto en la columna de los logros empíricos del Photoshop de los Pobres.
Dios cuida de sus borrachitos, decía mi madre.
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