Con la cámara en una mano y una botella de cerveza en la otra, el fotógrafo decide probar su suerte y trata inútilmente de congelar el confuso ritmo de caballitos y cebras multicolores que parecen girar eternamente. Lo único que logra extraer de la luz a esa hora de la madrugada es el perfil austero de la Basílica del Sagrado Corazón custodiando la colina.
Image ©Lalo Borja To this day I still ask my friends to stand in front of my camera for a portrait that will rend...
No comments:
Post a Comment