Hace diez años mientras viajaba por la Sierra ecuatoriana me detuve unos días en la ciudad de Riobamba. En el parque principal un fotógrafo haciendo retratos para documentos y fotos de familia repetía la historia de los fotógrafos de siempre.
Un día, al observar que muchos negativos iban a parar directamente a un pequeño cubo de basuras metí la mano y saqué de entre ellos estos cinco que ahora, por estos días, ven la luz desde este otro horizonte. Mezcla de magia antigua y brujería siglo veintiuno estas imágenes son el resultado de combinaciones que incluyen el proceso químico y las nuevas exigencias del medio fotográfico.
El escáner se deja venir de medio lado y se presta al juego y jugando comenzamos a aprender.
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