Friday, 26 September 2008

In Memory of My Brother Beto




















NOCIONES DE LA CRÍTICA

A mi hermano Alberto Borja Salazar, Cali 1997

Voy a juntar todos mis poemas
Para hacer de ellos una hoguera
Y así enviar señales de humo

Con mis versos
Como lo hacen los Apaches
En el cine de vaqueros.

Espero que mis palabras lleguen
A los ojos llorosos
O los oídos sordos de los dioses

Porque lo sé, también,
Que muy pronto seré
Prisionero de mis enemigos.

September 26th, ever since that fateful Friday in 1997, is a hard day for me to avoid, let alone forget. That day had begun as normal as any workday. But on his way to work he was met by what destiny had in store for him. It would be useless for me to go on at length on what I felt then or what I feel now, this day on the seemingly distant 2008. The pain is less but the memories loom large. So I can only repeat some words I wrote at the time of his death in the pages of La Palabra, Universidad del Valle's newspaper, where many of his writings on Jazz first appeared, hoping that they would bring a little peace to my heart.

















Cada Veintiséis de Septiembre la vida me recuerda de aquel terrible viernes, cuando mi hermano menor dejó de existir de manera sorpresiva. Han pasado once largos años, pero si acaso la pena ha disminuido, la memoria es constante y aún revive fuegos de un dolor de sangre.
Repito estas palabras que escribí entonces para la revista La Palabra, nuestra querida publicación de la Universidad del Valle en Cali:

Es frágil, intangible, incierta
la rosa de la vida, alentada
tan sólo por el inútil soplo
que la separa de la noche sin luna;
frontera que linda en el abismo
en cuyo fondo espera paciente
la caricia de un mar desconocido...

Saturday, 20 September 2008

Richard Avedon







































"Cuando veo mis fotografías en un museo…parecen como si tuvieran muy poco que ver conmigo. Poseen vida propia. Tal como los actores en Pirandello, o en la película de Woody Allen "La Rosa Púrpura de El Cairo", en la que los actores salen de la pantalla y se unen a los espectadores. Mis fotografías se enfrentan con quienes las miran y yo - que soy el fotógrafo - me he convertido en un espectador más. Las imágenes salen a tu encuentro o a repelerte a partir de la maravilla y el terror que es la fotografía"
Richard Avedon

La aparición de la fotografía a partir de 1839, trajo consigo el derrumbamiento de antiguas barreras filosóficas y estéticas y la creación de nuevas fronteras en campos tan diversos como la ciencia, la comunicación y el arte. Se puede afirmar que con el advenimiento de la fotografía las sociedades modernas empiezan a experimentar una verdadera revolución estética. Simultáneamente se produce un reajuste, una nueva actitud acorde con los avances de la modernidad, evidenciada en la manera como el individuo se deja influenciar por lo que mira retratado en el nuevo arte. La imagen fotográfica se torna una extensión del infinito espejo, donde asistimos atónitos a los variantes reflejos del mundo. El ser humano ve reproducida su cotidianidad y la acumulación de su legado histórico-visual a partir del accionar de la cámara. La pintura y la literatura fueron los medios indiscutibles con los cuales el género humano describía, escribía e inscribía sus memorias hasta la aparición de la fotografía. Estos dos vehículos mediáticos empezaron a vivir cambios fundamentales en su estructura narrativa y en su apreciación por parte del lector-espectador desde entonces. La fotografía hizo posible que un grupo reducido de hombres y mujeres, originariamente mezcla de científicos y estetas, fueran muy pronto reemplazados por verdaderos ejércitos de gentes del común cuya función, al margen de cualquiera otra actividad, fue la de poblar la tierra de imágenes. Muchos de ellos interpretaron el mundo con una implacable visión de artistas. Richard Avedon, fotógrafo neoyorquino ha hecho lo propio durante una carrera que abarcó medio siglo. Nos mostró otras facetas del mundo en sus retratos donde no se encuentra ni la complacencia ni aquella sonrisa tan fácil de hallar en los álbumes de familia. Su legado artístico, su testamento fotográfico, es la abundante mezcla de imágenes que hablan de la vida contemporánea a partir de su trabajo de modas y su trayectoria como importante retratista. Es inevitable hablar de la fotografía de modas porque fue allí donde el fotógrafo adquirió un éxito notorio. Más importante aún es su trabajo artístico ahora parte de las colecciones permanentes en los más influyentes museos del mundo.

"Desde siempre ha existido esa separación entre mi trabajo de modas y lo que yo llamo mi trabajo más profundo. La moda es donde yo me gano el pan. No lo estoy menospreciando, es placentero ganarse la vida de esa forma…pero existe asimismo el profundo placer de trabajar mis retratos. Pienso que no es tan importante lo que uno considera ser, pero yo me considero un fotógrafo retratista…"

Avedon ha sublimado el retrato, decantado sería un término apropiado, a su más mínima expresión. Hablo aquí de la expresión esencial: la cara, el rostro humano, esa confabulación de emociones que viven a flor de piel o yacen subcutáneas a la espera de la chispa que habrá de explotar en conflagración. Su estilo es el del artista que resume el mundo en lo que crea y manifiesta desde los confines de su cueva creativa. Su estudio es el refugio donde se alberga otro universo. Es probable que su arte sea una extensión del ya lejano Nadar, quien hizo en París lo que Avedon habría de rehacer un siglo más tarde en Nueva York o Texas. Existe la calle, también, pero ese entorno exterior sirve tan sólo como fondo para ser fotografiado y automáticamente deviene en otro estudio del artista. Sus retratos viven en la austera fachada de quienes fueron sus sujetos. Y de paso contribuyen a recrear para la posteridad un gran retablo multifacético, indescifrable amalgama en que la sociedad norteamericana se ve reflejada en sus políticos, sus artistas, sus personajes rebeldes, sus mandatarios al desnudo, sus vagos sin hogar encontrados al garete a la vera del camino y, antes que se nos olvide, en las glamorosas galerías donde las delgadísimas modelos desfilan para siempre posando envueltas en sus ropajes imposibles.


Museo Jeu de Paume, Concorde, Paris
Julio, Septiembre 2008
Exposición organizada por el Museo de Arte Moderno de Louisiana

*Richard Avedon, New York City, 1923 - San Antonio, Texas, Oct 1-2004

Friday, 12 September 2008

Cinema, Toronto 1976



I have always loved this picture. First of all because it has intrigued me to no end trying to imagine what was the woman reading at the time it was taken. Her expression seems to be one of heightened emotion as if what she has just read has stirred a slight feeling of terror in her. Secondly, because it will always bring my memory back to the anticipated feeling of exhilaration I felt as a child just before entering the darkened realm of cinema theatres where my dreams would be unleashed. I grew up going to the cinema every week when I was a child and several days a week when I was a young man living as an adult in Toronto. I can easily recall the smell of the lobbies, the upholstery, the buttered popcorn and the magic lantern throwing its light like a beacon from a lighthouse at night. That is the magic that has been lost and that I still miss dearly. So there.
Today I have decided to open that old trunk that I keep in my attic and look for things old, perhaps a little unusual, and definitely nostalgic. These images were taken at a time in which my life was a constant search for visual excitement, when I used to roam the streets of Toronto, my city at that time, always looking around for things, anything, to photograph. This one is one of my favourite photographs, not only because it represents one of the biggest loves of my life besides my children-the cinema- but also because the negative has been lost for many years and there is only this old copy in existence.

Photo reporter at work, Toronto 1977


Just like I said. Always looking for images; there was no before or after work, there was simply work, night and day. Mostly night and the images were everywhere waiting to be taken. This is a night view of the Toronto City Hall on a late autumn evening with a bunch of lads having one last cigarette before going home.

Man Searching for Something


I feel that the title of this image also speaks of me and my endeavours, as I was always looking for something; in my case, images in all places, even where some could not be found. Sometimes the search yields work/ images that will become memories thirty years later, as it's the case today, in the most unsuspecting places of all.

Bloor Street, Toronto 1979


Just before entering the newspaper office, Bloor Street and Brunswick, in good old Toronto, this man is waiting for the traffic light to change. We all look with suspicion when someone approaches us on the street and points a camera in our faces, don't we?
Back those days I was a fearless reporter in my neighbourhood. This shot proves it.

Rivalidades































Of all the rivalries in an immigrant community none is as heated, poignant and divisive as the one that the fans display from the edges of the football pitch and the players play out in the field itself. This image is a left-over of my newspaper days when the weekends were dedicated to follow the football matches in the Latin American community. Here, two players from the Uruguay and Peru teams dispute the ball in a silent physical argument that has the grace and strength of a ballet set- piece.

Man on the run, Toronto 1978


This man was an illegal immigrant in Toronto. He had come as a visitor from the Dominican Republic and made a living from occasional menial jobs and was always looking over his shoulder for fear of being caught and deported back to his homeland. They finally got him, after a trivial incident that escalated into a row, with the girlfriend he had found to sooth his loneliness. She called the cops on him.

Ecuadorean children, Toronto 1978


These children will always be children in this image taken thirty years ago. I sometimes wonder about the fate of people that lie dormant in my boxes full of images. Lives lived in another time, and can only think that time does not stop ever, and that one day, we -who live our lives today and probably tomorrow- will be but just another memory in a box full of pictures.

Early Evening Walk