Debo a la improbable durabilidad del negativo esta imagen de mi estimado amigo el pintor Pedro Jiménez Navarro. Su prestigio crece de a poquitos, tal como su tendencia a esconderse del mundo tras una cortina de humo de Pall Mall y Rioja en abundancia. La fotografía, pienso, ha sido el invento que ha hecho posible derrotar la nostalgia del pasado, para remitirnos a sentir con extrañeza el presente, a partir de imágenes que ya no existen en la vida real. Digo esto con solo mirar a tantos y tan queridos amigos que hoy viven dormidos en mis cajas de negativos...
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