En este día, Septiembre 26, como cada año que ha pasado desde la muerte de mi hermano Alberto, mi mente y mi corazón se llenan de memorias y afecto. Memorias de nuestra niñez en casas soleadas y corredores de baldosas coloridas. Memorias de peleas infantiles y agrias discusiones de adultos. Memorias de amigos en común y tantas otras cosas que nos unieron hasta la infortunada mañana de su súbita partida.
Me queda para siempre el afecto, por encima de rencillas inútiles y pendejadas sin nombre. El afecto como vínculo indisoluble en nuestras vidas y más allá de la muerte. El amor por mi hermano de aquí hasta el fin del mundo. Estas palabras corren paralelas a mis lágrimas.
Friday, 26 September 2014
Wednesday, 10 September 2014
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